Como dos suicidas haciendo el amor,
sin miedo a lo que venga luego,
mi único imperio es este colchón,
y tu piel es mi cementerio.
Te encontré en mi ciudad desierta,
tú lucías un otoño tardío,
y entre copa y copa me dí cuenta,
de las heridas invisibles de un corazón perdido.
Se te escurrían los sueños por las pestañas,
y yo los recogía con el humo de la duda,
desde entonces eres la reina de las extrañas,
y yo un marinero en busca de aventura.
Decidí morir contigo sin saber aún tu nombre,
y entre caricias y besos nos dejamos llevar,
ahora en mi habitación un soldado se esconde,
y me habla de tu ausencia cuando tú te vas.
Me ha puesto los pelos de punta este poema, ya te sigo! Este es mi blog ! palabragicasperdidas.blogspot.com.es , por si te quieres pasar. Un besoo
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado Emilia! Un saludo
EliminarMe encanta tu poesía!
ResponderEliminarMuchas gracias Raquel! Un saludo
EliminarMe encanta tu poesía!
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